El aroma de sus ojos me daba ternura,
la voz de su calor iluminaba las horas.
Y la desolación del corazón roto
emborrachábame con su canto ajeno.
La noche me mostró sus lunas de seda
para que la musa abra sus puertas.
Y la ropa en la planta quemada
ofrecía los colores del arco gamma.
La ninfa embriagada del sol
se refugia en mis alas
y la orgía lanzallamas
invalida la razón.
La hechicera me atrapa entre sus piernas
y las abejas defienden a su reina.
Ella me ahorca en su placer
al estallar en el cielo carey.
El hada se eleva cual susurro,
sus manos empañadas juguetean extrañas.
Y mi alma gritándole sucios mantras
vislumbra el fuego que alguna vez se apaga.
La ninfa embriagada del sol
se refugia en mis alas
y la orgía lanzallamas
invalida la razón.
Y cuando el algodón arda en tu piel
y sus labios quemen tu pecho,
la gravedad cantará colores
y la muñeca tendrá su regalo…
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