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jueves, septiembre 30, 2010

Putas

Las ves en las esquinas podridas y oscuras
Acechadas por el peligro de los animales racionales
Desvías la mirada y las llamas putas.
Putas ellas… y putas nosotros
Putas de los cabezas cuadradas de gorra azul
Putas de los cabezas cuadradas de casco verde
Putas en cárceles y manicomios
Putas en escuelas y universidades
Y ellos putas de las viejas putas en trajes caros
Putas ricas en Prada y Armani
Putas religiosas en sotanas negras y blancas
Putas que gobiernan ciudades y países
Putas que gobiernan la tierra y el cielo
Y todos putas de la vida puta
La gran madre de todas las putas
Putas de la Diosa Puta
 
Nico Lumpen

martes, septiembre 28, 2010

Danza en la Noche (el lobo y su destino)

En un pétreo camposanto
pasa las noches agrestes
el lobo ausente y noctámbulo,
el esclavo impertinente.

Se hace llamar Duque Azul,
pregunta a todo el que pasa
si son de su jauría asesina,
pues su soledad lo intimida.

El lobo Duque se levanta,
destroza cadáveres,
busca compañía
aunque no la necesita.

"Sólo estoy bien, no me sigas.
El mundo es mucho para nosotros dos.
No busco a mis hermanos,
ellos me encontrarán cuando sea necesario".

El lobo silba en la noche
la ópera del viento añejo.
Duque viaja en la ruta
donde terminan los sueños.

Y en su ser azabache
sabe bien que existen
seres interiores
en algún pueblo.

Porque él es uno de ellos
y se buscan mutuamente,
aunque su aspecto azul
no discrimina entre alma y pensamiento.

Y en la alianza Duque-Gris,
la tierra se torna agua
y el fuego sagrado
en aire divino, etéreo.

Yo sé que no entiendes el sentido,
es sólo un camino en el mapa.
 Los interiores estamos,
sólo debemos encontrarnos.

Por eso el lobo busca, no cesa.
Duque Azul ya no piensa,
sólo olfatea su destino:
jamás ser esclavo del camino...

Basta Para Mi


Podría ser tu sombra,
pero soy el que te acecha.
Podrías ser mi aire,
pero sólo respiro en tu espalda.

Podrías ser mi vida,
pero soy el dueño de tus alas.
Podría tal vez amarte,
pero sólo quiero disfrutarte.

Juega en mi cama violenta
y como caballo de miel,
entrégate al galope
que quema mi piel.

No te quiero tan cerca,
sólo tu piel y la mía.
No te quiero en mi alma,
te quiero en mi cama.

Deseo verte cuando cae la noche
y ya no verte cuando caiga la luna.
Quédate a mi lado
tan sólo un rato.

Enjuaga tus ojos,
no llores por quien no te llora.
Y no esperes amor
de quien no te lo va a dar.

Juega en mi cama violenta
y como caballo de miel,
entrégate al galope
que quema mi piel.

"All you need is love",
but i don´t anymore...

domingo, septiembre 19, 2010

Cigana

Cansada de los bacanes,
chamuyos baratos de fifí,
rajaste, Cigana, pa´l arrabal
buscando berretines que te dejen soñar.

Huyendo de Belgrano,
manyabas otarios sin alma.
buscabas bulos milongueros
llenos de fishos, traidores y malevos.

Te conocí una noche,
exquisita flor de Mandinga.
Oscuro callejón de Lugano
la dulce grela que me dejó piantao.

Los años pasaron, Cigana,
te bajabas pa ganar el mango,
morfabas cada tres días
y reías sólo por afano.

¿Quién de todos era el vil?
¿Quién era el maula?
Era un gavión de la milonga
que tiraba el morlaco bajo tu falda.

Te vi morir una noche,
Cigana arrabalera.
Ahora el otario que te invoque
padecerá las mismas penas…

martes, septiembre 14, 2010

Rosa Sangrienta

Tu, rosa de grises matices,
llegaste a mi vida en forma fugaz.
Llenaste mis pulmones con tu dulce aroma
y cautivaste mi alma con tu belleza singular
Eras tan simple, tan auténtica y única
que sobresalías sobre las demás.
Pero como toda rosa,
en un momento te ibas a marchitar.
De un día a otro,
dejaste de ser tan única como solías.
Marcaste en mi corazón
tus ponzoñosas espinas a fuego incandescente
y comenzaste a morir.
Mostraste tu verdadera naturaleza
y desapareciste de mi jardín sin avisar.
Nunca podrás decir en tu vida
que no te quise cuidar.
Lo hice como nadie pudo.
Te mime como a una reina.
Te quise como nunca a nadie
y no lo supiste valorar.
Por eso es que en mi corazón
hoy te empezaste a secar...

Ezequiel Balduchi

Invierno


Algo adentro se va muriendo…
El sol ya no saluda con su luz
Ya no quedan árboles con hojas
sólo el gran árbol que nació seco
extiende sus ramas muertas en mi alma.

Y la nieve cubre los cadáveres
de los seres que nunca huyeron
de su irremediable destino.

Y las plantas se abrazan al frío
para escaparle al amor
que anida aún en algunos corazones
que a pesar del hielo
laten tibiamente bajo el cielo gris.

Y en este paisaje inmaculado
donde las sombras son blancas
ya no existe alma que respire.
Y una laguna congelada
nos delata fehacientemente
que el tiempo ha dejado de correr…

Soledad

Necesito aire, quiero paz.
Pero esos caballos
no dejan de correr.

Y la canilla goteando en el baño
me recuerda lo que fui
y lo que jamás voy a ser.

El cementerio de tabaco
que anoche construimos
hoy llora por mi soledad.

El silencio reina en mi casa
y también en mi alma,
tus pasos se dejaron de escuchar.

Porque los caballos en mi mente
son hostiles y salvajes
y nunca dejan de correr.


La oscuridad apenas se raja
con pequeños destellos
de la torcida persiana.


Fue después de una larga noche,
me dejaste solo.
Y ahora no puedo ya seguir.


Porque los caballos desbocados
galoparon en mi cama
y la que amaba se fue con ellos.


Desde esa noche no te siento,
no te percibo,
aunque estés dormida a mi lado...

lunes, septiembre 13, 2010

La Escritora

 
La luz del velador
reemplaza tu día.
Tus anteojos reflejan la claridad
filtrada a través de la persiana.

Sobre el papel en blanco
tu cabeza busca ideas
en el pasado, el presente
o en la noche vidente.

No se te ocurre nada,
tu mano nerviosa juega con guitarras.
Hasta q una imagen asalta tu alma
y el oculto mensaje que encierra aparece.

Porque tu voz ausente me roba suspiros,
esa mente inquieta ignora las fantasías
que tu vecino anida en su ser
cada vez que te sentás a escribir.

T e levantás a pensar, girás y girás.
Te acompañás con tu vasito de congnac.
Te volvés a sentar, volvés a tomar.
Y yo desde acá me pierdo en tu pensar.

Una noche lluviosa resolví hablarte.
Estabas con el camisón rosado de tu hermana.
Tomé mi paraguas, el gabán y crucé la calle
sin saber que el fatal ángel firmó mi destino.

Porque tu voz ausente me roba suspiros,
esa mente inquieta ignora las fantasías
que tu vecino anhelaba desde su cama
hasta el día que por obsesión tuvo que partir.

La luz del velador reemplaza tu día.
El que desde el silencio te amaba
se sienta a escribir a tu lado
las hermosas poesías de una vida que termina...

lunes, septiembre 06, 2010

Musa

 
Extraña y tierna locura,
la diosa que todo calma,
la miel abstracta que no juzga,
la musa que acaricia mi alma.


Una ninfa que imagina
melodías que tejen herejías,
la reina que me inspira
 la sangre en la mentira.


Porque es ella la culpable,
la que dibuja con claveles
la tormenta de ideas
que aflora en la mente.

Es la lengua de todo ser,
la aprendiz del Éter.
Es la que ilumina las sombras
y nubla las consciencias mundanas.

La diosa absoluta un día vendrá
y me rendiré a sus pies,
tu servidor te necesita.
Sos mi aire y mi vida.

Porque la música eclipsa al Tiempo,
cuando ella está él es superfluo.
Porque la musa es en el mar
lo que el Kraken del Tiempo jamás podrá devorar...

Y si el Tiempo no perdona,
tus besos son sus heridas;
porque sos mi única paz,
la que el Tiempo no me podrá llevar...

El Pastor

Silencio,
no preguntes.
Voy a mirar las velas
hasta que se apaguen.

¿O no lo ves?
¿No ves que no te miro?
La lumbre ilumina la cueva
del difunto pastor del rebaño.

Deja la manada,
deja que las bestias se pudran
en sus vacías almas.
Deja al bebé envuelto en lágrimas.

Libérate del título,
abre las puertas de tu destino
sin pensar en dónde
dejar a tus hijos.

¡Vuela, pastor, vuela!
Huye del yugo de tus ovejas,
no te pertenecen,
no tienes por qué cuidarlas.

¿O no sabes que tus vientos
giran en torno a su amo?
Crea tu propio vapor,
ahuyenta a los cuervos.

Porque cuervos y más cuervos
tendrás que criar
Y una extraña noche
tus ojos han de devorar...

jueves, septiembre 02, 2010

Habitación 16

Cabalgando en habitaciones de hotel,
la sirena manchada me arrima el corazón.
Me cuenta de su vida y de su suerte,
de la desgracia de vivir hacia el este.

Ella inyecta en mi el vapor de la locura,
yo destrozo la habitación y pido más helado.
Los dos tirados en nuestra cama abrazados
impregnamos la almohada de sueños inhumanos.

Vamos a otro intento de hotel.
Habitación 16, el service corre por mi cuenta.
La sirena ni se mosquea, se entrega a la vida.
Sólo frenéticos zombies al amanecer.

La alegría y el sol lastimaron las retinas.
Dejamos el hotel, el fuego se encargó de alejarnos.
Tirados en un parque, inundados por los cristales.
Sólo impíos ángeles al atardecer.

La sirena se va, se muere en un cruce nocturno.
Yo la sigo, corro tras su suerte.
Atormentamos al viajero que duerme.
Sólo sucios demonios al anochecer…

Reina de sangre

La mujer alada me miró fijo y me dijo “no llores más, el destino siembra campos y campos de amapolas que curan las heridas”. Y me recosté sobre sus ojos, ojos como gemas que supieron amar y odiar por igual. Su aire siniestro aún merodeaba, pero sólo distraía a los buitres azules que se disponían a devorarme en cuanto ella lo ordene. Pero yo no me rendía, mis demonios hambrientos peleaban contra todos los fantasmas del pasado que volvían para aturdir mi frágil conciencia. Una pelea desigual. Y allí aparecido la mujer roja, la dama sangrienta que comanda las legiones del Averno, para terminar de una vez con esa guerra, en la cual triunfó sin esfuerzo. Luego vino a mi, me arrancó el corazón y lo mordió, en una orgía de placer sin final.
Sus buitres y sus soldados vitoreaban a la reina mientras ella alzaba victoriosa su trofeo: un alma descarrilada y aturdida que a los ojos del Éter ya estaba perdida…